Un día salió a la luz esta historia contada por uno de sus protagonistas:
Ancho de cuando anchos eran los bifes de chorizo (...) Después, ancho era decir Rubén Peucelle. Ahora, en Olivos, donde vive, le preguntás qué pasaría si Titanes en el ring empezara hoy. Qué personaje sería, si sería el Ancho, y Peucelle, un tórax que ni Superman, las manos grandes como dos camas matrimoniales, se ríe y piensa... "¿Hoy? —dice—, hoy sería El Patovica. Yo fui el primer patovica. Con tres o cuatro amigos fuimos los primeros patovicas de la Argentina. Y te estoy hablando de los años '52, '53. Ibamos a la playita de acá nomás y nos venían a ver especialmente".
Eran como integrantes de un circo de fenómenos. "Raros éramos, sí; nos veían como platos voladores. Venían muchos gays a la playita en esa época. Yo era medio sex symbol. Pedrito Rico venía mucho." ¿Y? "Nada, buena gente, delicados, pero muy respetuosos. Imaginate: nosotros éramos intocables..."
Rubén, cuando levantaste la primera pesa, ¿tu sueño era ser el guardaespaldas de quién?
Guardaespaldas no. Hacíamos gimnasia para el desarrollo de cada músculo. Estábamos imponiendo una moda, nos sentíamos pioneros, fundadores.
(Del diario Clarín)
Aquí hay otro artículo interesante en el que entrevistan a Rubén Peucelle. Está en el sitio del diario Página 12
Sin música de fondo, sin un ring rodeado de chicos, se presenta uno de los titanes más famosos: “Yo soy Rubén Peucelle”, dice mientras toma mate en una mesa de madera, afuera de su colorida casilla en Olivos, donde aún se entrena con las pesas y poleas que utilizó en su juventud. Enfrente está el Círculo Naval y más allá, el río. “Acá nació el fisicoculturismo –cuenta Peucelle–. A principios del ‘50 vine acá con un grupo de atletas: había remeros, acróbatas, boxeadores y luchadores, éramos como veinte”, dice quien primero fue “Hércules”, en el programa “Lucha libre”, en 1962, y luego “El Ancho”, en “Titanes en el ring”, un año después.
–¿Por que se los empezó a llamar patovicas? –le preguntó Página/12.
–En el ‘50 había en Campana un criadero de patos y pavos que se llamaba “Patos Vicca”, por el apellido de su dueño. Los alimentaban con leche para que su carne no fuera tan dura; eran enormes, parecía que tenían músculos. Como nosotros éramos fisicoculturistas, la gente empezó a decir que tomábamos leche para desarrollarnos: así nos empezaron a llamar patovicas.
El Ancho por esa época tenía 20 años. Ahora, en su casa ribereña de Olivos, deja el mate sobre la mesa, levanta su enorme brazo derecho y señala hacia adelante: “Ahí enfrente estaba la playa El Ancla y, cuando nosotros nos instalamos, se empezó a llamar la playa de los patovicas”.
Artículo completo click aquí
Información extraída de http://www.hierrodeoro.blogspot.com/
Aquí hay otro artículo interesante en el que entrevistan a Rubén Peucelle. Está en el sitio del diario Página 12
Sin música de fondo, sin un ring rodeado de chicos, se presenta uno de los titanes más famosos: “Yo soy Rubén Peucelle”, dice mientras toma mate en una mesa de madera, afuera de su colorida casilla en Olivos, donde aún se entrena con las pesas y poleas que utilizó en su juventud. Enfrente está el Círculo Naval y más allá, el río. “Acá nació el fisicoculturismo –cuenta Peucelle–. A principios del ‘50 vine acá con un grupo de atletas: había remeros, acróbatas, boxeadores y luchadores, éramos como veinte”, dice quien primero fue “Hércules”, en el programa “Lucha libre”, en 1962, y luego “El Ancho”, en “Titanes en el ring”, un año después.
–¿Por que se los empezó a llamar patovicas? –le preguntó Página/12.
–En el ‘50 había en Campana un criadero de patos y pavos que se llamaba “Patos Vicca”, por el apellido de su dueño. Los alimentaban con leche para que su carne no fuera tan dura; eran enormes, parecía que tenían músculos. Como nosotros éramos fisicoculturistas, la gente empezó a decir que tomábamos leche para desarrollarnos: así nos empezaron a llamar patovicas.
El Ancho por esa época tenía 20 años. Ahora, en su casa ribereña de Olivos, deja el mate sobre la mesa, levanta su enorme brazo derecho y señala hacia adelante: “Ahí enfrente estaba la playa El Ancla y, cuando nosotros nos instalamos, se empezó a llamar la playa de los patovicas”.
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tiene muy buen material y es bueno ser agradecido.
Saludos